CAPITULO 3
Un viaje hasta quien sabe dónde.
-Estamos encerrados.-dice mirando
el camión en el que, por supuesto, nos encerraron.
-Oh! no me digas, ¿esto es muy
inesperado, no Sean?
-Pero, ¿qué te pasa?
-No lo sé... haber, primero:
estoy encerrada yendo a quien sabe dónde, segundo: mi mejor amigo, bueno, ex
mejor amigo ha ayudado a que yo esté aquí y tercero: ¡no soporto más hablar
contigo!
-No me quedaba otra opción,
Bliss, y tú lo sabes. –en realidad no lo sé, pero no se lo digo-Y lo único que
podemos hacer ahora es esperar hasta que pase algo; mejor dicho, que no pase
nada. Lo único que no entiendo es porque querrían secuestrarte a ti.
Eso es un secreto muy
secreto que no se lo he contado a nadie, pero, ya que estaremos aquí encerrados
Dios sabe cuánto tiempo, decidí decírselo
-Esto no te lo he contado, ni a
ti ni a nadie. Mira, mis padres, hace mucho trabajaban en un sitio que no te
puedo decir, aunque puede que lo averigües por ti mismo y lo dejaron porque
nací yo y la vida que tenían era demasiado mmm… no sé cuál es la palabra,
bueno, pues eso para tener una bebe.
-oh… pues es muy interesante, si,
la verdad es que sí.
-¡Ahora no me hables más! Estoy
enfadada contigo y solo te lo he explicado porque te has metido en esto y te
merecías una explicación pero no esperes no una palabra más de mí, ¡en toda tu
vida!
Si estuvimos horas o minutos, no
lo sé el tiempo pasa sin pasar, no existe en este viaje. En ese momento abren
la gran puerta del camión
-Vosotros dos, fuera. Espero que
hayáis disfrutado del viaje.
-Si-digo yo- nos encanta viajar
encerrados en un camión y encima secuestrados, ¡es genial!- Sean me da una
mirada de advertencia para que no me pase.
-Estas más guapa con la boquita
cerrada, niña, te lo advierto, no te gustaría verme enfadado.
Casi me atraganto, llevo todo
este tiempo queriendo llorar, pero tengo que ser fuerte…todo se solucionará- me
tranquilizo a mí misma- o al menos, eso espero.
Luego, nos llevan a una casa que,
por lo que veo, está en medio de bosque y es pequeña; debe de ser una de esas
pequeñas casitas donde los que van de acampada llegan en plena lluvia, o algo así,
no sé cómo se llaman.
Nos meten allí a los dos, tiran 2
botellitas de agua, cierran y nos dejan encerrados, otra vez.
¡Hola, Serena! Soy una blogger que escribe historias, como tú. Me está gustando la tuya y me encantaría que leyeses la mía. Así que cuando puedas, si quieres, pásate por mi blog: http://converseverde.blogspot.com.es/ Espero que lo leas y me comentes qué te parece :)
ResponderEliminar