Seguidores

¡Hola!

Me quería presentar, para aquellos que no me conocéis, soy una chica con una pasión, escribir. Para mi no es una forma de desahogarme, sin una forma de contar un sueño (por ejemplo de encontrar a tu amor).
Por eso estoy escribiendo esta novela. Se que no es muy "guau" pero, es la primera y por algo se empieza...
Espero que os guste y, si eso, comentad o seguidme =)
¡¡Gracias por todo!!

viernes, 29 de marzo de 2013

Capitulo 11


Capítulo 11
Salcedillo
¡Este es el pueblo más pequeño que he visto! doce personas, como mucho.
Ya llevamos 4 días aquí, refugiándonos.
Estamos en casa de un hombre mayor, muy majo, que nos acogió antes de que los que nos perseguían pudieran alcanzarnos. Aún no saben que seguimos aquí.
El anciano que nos dejó quedarnos en su casa se llama Antonio. Es un buen hombre, hasta su apariencia lo demuestra: es bajo, delgado y con el pelo blanco como la nieve, pero con unos ojos que no sabría decir el color, que sobrecogen. Su carácter, ejemplar, te trata como si fueras la persona más maravillosa del mundo y aunque no se mucho de él, siento como si fuera una viejo amigo.
Y, este pueblo, te lo puedes recorrer en 5 minutos. Pero es muy...bonito no sería la palabra correcta, acogedor.
Sean no está mucho mejor, me preocupa. Antonio dice que se curara, pero yo he visto casos así y no se curan fácilmente: esta pálido verdoso y al llegar aquí, vimos que le habían cortado en la pierna y se le ha infectado. Es asqueroso.
Os preguntareis que ha pasado conmigo y Nico, ¿verdad? Pues, siento desilusionaros pero por ahora, con esto de Sean y eso, no ha pasado nada. Excepto una cosa, pero no conmigo.
Ayer por la mañana, estábamos desayunando y Nico se ofreció a llevarle el desayuno a Sean, que en ese momento estaba despierto. Y cuando se lo llevo, yo me levante disimuladamente para saber que decían. Me escondo detrás de una pared y esto es lo que escucho:
-me alegro de que estés mejor, mira, tenemos que hablar-le dice Nico a Sean.
-es sobre Bliss, verdad? ok, mira...creo que tú te la mereces más que yo, en poco tiempo le has dicho lo que yo nunca me he atrevido a decirle y te la dejo para ti.

Hablan de mí como si fuera un objeto ¡será posible!

-Pues yo te iba a decir justo eso, que, aunque yo se lo he dicho antes...tú has estado allí, siendo su mejor amigo mucho tiempo y yo no quiero destrozar vuestra amistad y todo lo que has hecho por conseguirla.

Ya me he hartado de ellos y de esta conversación, no me quedo con ninguno y ya está...tampoco será tan difícil.
Vuelvo con Sara y Antonio y me siento a desayunar con ellos como si no hubiera escuchado nada, cuando empiezan unos tiroteos, no sé de dónde. Me empieza a doler mucho el pecho y miro a ver que me pasa, esta rojo, sangre. Entonces todo se vuelve negro.
No veo nada, siento que me he desmallado...pero aun siento todo lo que pasa al rededor,¡estan disparando! nos han encontrado esos "hombres malos" 
Como duele esto...
¿Serán estos mis últimos momentos? yo enfadada con Sean, el chico del que estoy enamorada, y Nico, aunque no sé lo que siento exactamente por él. Esto no puede pasar, no puede quedar todo así....en ese momento, pierdo la conciencia.
Cuando abro los ojos, ciento como si mis parpados fueran de piedra, solo abrirlos es un gran esfuerzo.
-Al fin te despiertas, estaba preocupado por ti. Me dice Nico.
-Sí, todos lo estábamos.-Le dice Sean a Nico. Al parecer, Sean ya está mejor.
Vale, estos están con unos humos de perros.
Para tranquilizar la situación y que no valla a más, Sara empieza a hablar sin parar sobre lo mucho que estaba preocupada por mí y bla, bla, bla. Aunque se lo agradezco, ahora mismo no estoy como para escuchar peleas entre esos niños.
Entonces, entra Antonio con un botecito que huele a...no sabría decir que.
Intento sentarme para agradecerles a todos estos cuidados, pero cuando lo intento, no puedo.
-tranquila, pronto podrás sentarte pero por ahora intenta estar lo más quieta posible. Me dice Antonio al ver mi cara de pánico al no poder levantarme.
-oh...solo quería decir que gracias por todo.
-No es nada-dicen todos a la vez.
-Dónde estamos?-pregunto al darme cuenta de que no estamos en la casa de Antonio.
-estamos en un refugio subterráneo.
Cuando le pregunto a Antonio como llego a existir esto un poco más allá de su casa me respondió: no tengo ni idea pero un día lo encontré y creí que me serviría y, como ya veis, tenía razón. Y sí que la tenía, gracias a este lugar tenemos un lugar donde refugiarnos, al menos durante un tiempo.



1 comentario:

  1. Siento las faltas pero x movil no podia solucionarlo,
    pronto lo pondre bien y agregare foto

    ResponderEliminar